De cómo llegamos a la cofa del vigía y lo que desde
ahí miramos.
SubGaleano
[…] No basta con avisar lo que vemos. Tenemos que decir
también quiénes somos los que vemos. Porque los cambios que avistamos no son
sólo allá afuera. Nuestra mirada hacia dentro también detecta cambios, y
nuestra propia mirada ha cambiado. Entonces queda claro que, para explicar lo
que miramos, tenemos que explicar nuestra mirada.
Antes de la respuesta a la pregunta sobre qué se ve, viene
otra pregunta: “¿quién es quien mira?”
Así fue como construimos el “método” de nuestra participación
en el semillero. No sólo alertamos sobre lo que se mira en el horizonte.
También tratamos de dar cuenta de la mirada que somos.
Y entonces vimos que es importante la historia, es decir,
cómo era antes; qué es lo que sigue igual; qué es lo que cambia. O sea la
genealogía.
Ya para explicar la genealogía, tanto de lo que somos como de
lo que vemos, necesitamos conceptos, teorías, ciencias.
Y para saber si esos conceptos nos son útiles, es decir, dan
cuenta cabal de esa historia, es que necesitamos el pensamiento crítico.
Porque tanto la realidad zapatista como la otra realidad
pueden ser explicadas de varias formas […]
Si tales explicaciones o teorías no son capaces de dar cuenta
de [la realidad], entonces no son más que opiniones, y como tales deben ser
tomadas.
Pero el pensamiento crítico puede ir más allá. Por ejemplo,
señalando la falta de conceptos en tal o cual caracterización. Es decir, la
falta de teoría. Si un análisis no está sustentado en una teoría articulada,
capaz de salir airosa de una confrontación con la realidad, entonces ¿de dónde
viene ese análisis?, ¿de qué fuentes abreva?, ¿quién es quién así mira? […] Ahí
nos damos cuenta de que necesitamos de conceptos científicos para explicarnos lo
que somos, y para explicar nuestra mirada.
Conceptos básicos para entender el sistema capitalista y el
atropellado andar de la historia […]
Las consecuencias de lo que veamos y del cómo lo veamos,
serán una parte importante de la respuesta a la pregunta “¿qué sigue?”
El método, la
bibliografía y un drone
en las profundidades de las montañas del
sureste mexicano. SubGaleano.
La forma en que hemos organizado nuestra participación es que
participamos el Subcomandante Insurgente Moisés y yo, por turnos.
Es como una división de trabajo: yo los confundo y él les
aclara.
Yo digo las cosas de forma complicada y él las dice de forma
sencilla.
Lo hacemos así porque una y otra son formas en las que se
presenta el pensamiento crítico y creemos que tenemos que aprender y atender a
una y a otra […]
Nosotros, nosotras, zapatistas, pensamos que hay una serie de
conceptos básicos de los que nos valemos para analizar, y hay una serie de
presupuestos fundamentales […]
1.- El sistema dominante actual es el capitalismo y es su
lógica la que es dominante en el mundo.
2.- Este sistema capitalista no es dominante sólo en un
aspecto de la vida social, sino que tiene múltiples cabezas, es decir, formas y
modos diversos de dominar en diferentes y diversos espacios sociales […]
3.- Hay un elemento inquietante en esto de la Hidra
Capitalista. Si se toma a la Hidra como el animal mitológico, se sabe que
tiene muchas cabezas, que si cortas una renacen dos, y que una de ellas es como
el corazón de la Hidra, la cabeza madre por llamarla de alguna forma.
Pero hay otra hidra, el pequeño animal que no sólo reconstruye sus tentáculos
destruidos, también se adapta, muta y es capaz de regenerarse completa desde
una de sus partes.
Quienes asistieron a la escuelita zapatista y estudiaron los
libros de texto, tal vez recuerden que insistimos mucho en las diferentes
formas que el sistema tiene para atacarnos, y que esas formas son cambiantes
[…]
Claro, puede ser que alguien sostenga que el capitalismo no
es el actual sistema dominante, o que sí lo es pero sólo en economía, o sólo en
política, o sólo en género.
O puede ser, también, que alguien sostenga que es el Estado
la cabeza madre de la Hidra Capitalista y no la relación social de producción
donde hay quien tiene capital y hay quien no tiene más que su capacidad de
trabajar.
O que las luchas contra diferentes cabezas de la Hidra son
secundarias o subordinadas a la lucha principal, cualquiera que ésta sea.
Por ejemplo, que la lucha de género es secundaria y la lucha por el poder
político es la principal.
Está bien, se dan argumentos, se analiza y se confronta con la realidad.
Para eso estamos aquí, Para arrancar, abajo y a la
izquierda, un debate que abunde en ideas y análisis y no redunde en
calificativos […]
4.- Hay un elemento que no está explícito pero que es
fundamental: la práctica. Lo que nos llama a este inicio de reflexión
teórica, porque esperamos que sigan más semilleros, no es aumentar nuestro
bagaje cultural, aprender palabras nuevas, tener argumentos para ligar o
desligar, o demostrar que siempre podemos ser más ininteligibles. Lo que
está en juego acá, y después en los allá de cada quien según su tiempo, modo y
lugar, es la transformación de una realidad.
Por eso quienes debemos asumir, entre nosotroas,
la responsabilidad de mantener y potenciar esta reflexión, somos la
Sexta. Simple y sencillamente porque nos diferencian muchas cosas, pero
una nos identifica: hemos decidido desafiar al sistema. No para
mejorarlo, no para cambiarlo, no para maquillarlo, sino para destruirlo.
Y eso, su destrucción, no se logra con pensamientos, aunque,
claro, no faltará quien diga que debemos unir nuestras mentes y repetir
“desaparece, desaparece” con verdaderas fe y persistencia. No, pero los
pensamientos nos ayudan a entender contra qué nos enfrentamos, cómo funciona,
cuál es su modo, su calendario, su geografía. Para usar la expresión de
la escuelita: las formas en que nos ataca.
5.- Aunque partimos del supuesto de que el sistema
capitalista es el dominante, esto se acompaña de la certeza de que no es
omnipresente, ni inmortal. Existen resistencias. Las conozcamos o
no. El sistema no impone su dominio de manera tersa y sin
disrupciones. Enfrenta resistencias arriba, sí, pero las de abajo son las
que lo amenazan. Como hemos dicho: no es que estamos hablando de algo que
pudiera ser, hablamos de algo porque ya lo estamos haciendo. Y creo que
es claro que en esto no sólo hablo del zapatismo.
6.- Ni teoría sin práctica, ni práctica sin teoría, hemos
dicho. No estamos hablando así de una división del trabajo: por allá los
que piensan, por acá los que practican. Lo que estamos señalando es que
quien hace teoría debe hacer práctica, casi diríamos que por método científico,
pero el pensamiento crítico lleva ese veneno: si sólo es pensamiento, no llega
a ser crítico. Y quien hace práctica debe reflexionar sobre ella, no sólo
porque, si depende de que un teórico le explique y le dirija, terminará por,
¿cómo se los diré?, bueno, terminará angustiado por si vota o no vota; también
y sobre todo porque debemos pensar que nuestra lucha no tiene un plazo definido
y, en cambio, abarca generaciones completas. Ésas reflexiones teóricas
habrán de servirles a quienes sigan cuando nuestro calendario llegue a su
última fecha. En una palabra: herencia.
7.- Ni pensamiento haragán, ni pensamiento dogmático, ni
pensamiento mentiroso.
El pensamiento crítico tiene como motor el
cuestionamiento. ¿Por qué esto y no otra cosa? ¿Por qué así y no de
otro modo? ¿Por qué aquí y no en otro lugar? Preguntando se camina,
decimos los zapatistas, las zapatistas […]
Nosotras, nosotros, zapatistas, pensamos que para entender
una cosa, hay que conocer su genealogía. Es decir, su historia. Es
decir, cómo llegó a ser lo que es.
¿Recuerdan eso de la opción entre mirar el árbol o el bosque?
Bueno, pues los zapatistas, las zapatistas miramos la raíz.
Ya antes lo hemos dicho, pero ahora lo recuerdo: nuestra
rebeldía es nuestro no al
sistema. Nuestra resistencia es nuestro sí a otra cosa es posible.
También hemos señalado que nuestra meta-teoría es nuestra
práctica.
Bueno, pues ya saben ustedes que luego pasa que los grados de
seriedad de una reflexión teórica se establecen por la cantidad de referencias
bibliográficas […] Suena un poco raro, pero entre más fulanos y fulanas haya en
un texto teórico, más serio es, más respetado… y más aburrido […]
En fin, lo que quiero decirles es que, para todo lo que
escribimos y decimos, la resistencia zapatista es nuestra bibliografía.
Ustedes tal vez no se han dado cuenta, aunque yo creo que sí.
[…] Entenderán que es como un drone subterráneo y
tendrán el privilegio de una mirada desde las profundidades de la resistencia
zapatista.
Lo que yo les voy a decir seguramente lo dirán o lo
escribirán otros, otras, otroas mejor que yo, [pero este drone] no lo van a encontrar en ninguna
otra parte.
Lo que no y lo que sí. SubGaleano
[…] El semillero que proponemos no es un intercambio
académico. No es una terapia de grupo donde hablan y opinan tod@s […] Eso no
[…]
El objetivo de este seminario es provocar ideas, dar ideas.
Tampoco se invitó a que nos cuenten sus historias, porque
ahorita pensamos que viene otra cosa […]
Este seminario tampoco es un tribunal de conocimiento, donde
se va a sancionar quién es buen maestro y quién es mal maestro […]
Nosotros, nosotras, zapatistas, les queremos decir: hay que
hacer semilleros en todas partes, simultáneos, masivos, mundiales, porque
tenemos que ver qué es lo que va a seguir. Y nosotros estamos ofreciendo un
modelo; si alguien en otro lado quiere hacer un baile en lugar de una
reflexión, pues cada quien su modo.
Para lo que tenemos que hacer necesitamos herramientas, y
esas herramientas son conceptos teóricos. El Subcomandante Insurgente Moisés
les ha expuesto cómo muchos problemas los tuvimos que resolver nosotros mismos;
producir nuestra teoría, dice él. Pero claro les decimos que no basta, no es
suficiente.
Necesitamos conceptos teóricos. Necesitamos saber qué es
capital. Necesitamos poder entender qué pasa en Kobane, con la lucha del pueblo
kurdo. Necesitamos saber qué pasa en Corea del Sur. Qué pasa en Jalisco, en
Michoacán, en Tuxtla Gutiérrez, para no ir más lejos […]
Nosotros no les dijimos a quienes invitamos para exponer que
fuera pedagógicos, que fueran simpáticos, que contaran chistes, que fueran
ingeniosos […] Nosotros les pedimos: ustedes vengan y provoquen que la gente
piense. Y nosotros les estamos proponiendo este modelo.
Cada uno de ustedes, como individuo o como colectivo, tiene
su lucha. Nosotros les decimos que es necesario que reflexionen teóricamente sobre
esa lucha, que hagan su genealogía; es decir, contar cómo fue que empezó [,..]
Si hay quien piensa que todo sigue igual y que con
elecciones, marchas, tuiters, firmas
en change.org […] van a cambiar las cosas, pues no van a cambiar. Tenemos que
buscar otras formas. ¿Para qué? Bueno, ese “¿para qué?” es el que tenemos que
responder y tenemos que volver a dibujar la cara de la hidra, porque cambió.
Lo que les estamos diciendo todo el tiempo es: cambiaron las
cosas, compañeros, compañeras […] ¿Por qué vamos a insistir en que el
capitalismo es el mismo que hace 100 años o que hace 50 años? […] “Están
cambiando las cosas y los compañeros y compañeras están cambiando las formas de
lucha”. Eso es lo que les estamos diciendo.
Tenemos que buscar cambiar para poder sobrevivir. La
resistencia y la rebeldía no van a poder tener solución o camino si no
encuentran eso. Entonces nosotros les decimos: éste es nuestro semillero,
tenemos nuestra propia experiencia, nuestra reflexión sobre ella.
[…] Y nosotros mismos decimos que no basta; necesitamos
conceptos teóricos, necesitamos saber qué es el capital […]
Lo que en este seminario están diciendo l@s ponentes es una
semilla que se tiene que digerir. Si alguien busca recetas hechas, olvídelo […]
No basta pues, compañer@s, con compartir experiencias y con
su propia reflexión. La necesitan, sí, pero también van a necesitar conceptos
[…]
El EZLN invitó a un grupo de personas para que nos dieran su
visión de la Hidra. Les pedimos que nos hicieran pensar. No les pedimos recetas
ni chistes; les pedimos que nos dieran conceptos que nos provocaran, que nos
ayudarán a pensar qué es lo que está pasando.
Entonces lo que nosotros les queremos decir es que la
situación está muy cabrona. Que es importante la práctica, sí, y agregamos: es importante
la reflexión propia sobre la práctica. Pensemos que es mejor que cada quien
explique esa práctica; pero cómo se ubican frente a otros, cómo se relacionan
frente a otros y, sobre todo, cómo caracterizan a quien los ataca, para eso
necesitan conceptos teóricos. Si no se dan cuenta ahora, ya los van a necesitar
después.
Se necesita el pensamiento crítico, el análisis. Tenemos otra
opción, eso es cierto: podemos hacer tabla
rasa de todo el avance en las ciencias sociales y empezar de cero. Sí, sí
se puede, pero si ya hay avances en eso no veo por qué no hacer uso de esos
avances […]
Esos compañeros, compañeras ponentes a quienes se les
pretende juzgar como aburridos y que no servían, tienen esas herramientas […]
Tan elemental como esto que mencionaba yo antes, de la lucha
de las mujeres y del machismo [es] el cómo responder y el cómo representar.
Resulta que hay una variedad de posibilidades de esa lucha de género; pero si
sólo vamos a estar los que estamos aquí pues nos enteramos de unas cuantas, y resulta
que no, que hay otras. Esta gente es la que ha estudiado eso y les puede decir:
hay tales y tales opciones de feminismo. No les va a decir “ésta es la buena”;
[ahí] es donde ustedes tienen que decir “ésta” o “ninguna: yo voy a crear mi
propia forma de mi lucha como mujer” […]
Si los problemas que enfrentamos cambian y seguimos haciendo
lo mismo de antes, no va a resultar […]
Entonces nosotros les estamos diciendo: las cosas cambian;
¿ustedes qué ven? ¿Han cambiado las cosas donde están? ¿La explotación que
reciben, el racismo que perciben, es la misma de antes o cambió? ¿El enemigo
contra el que se están enfrentando cambió o no? ¿Su forma de lucha cambió o no?
[…]
Entonces, si no entendemos esos cambios, no vamos a poder
crear herramientas, o sea nuestras luchas, para poder enfrentarlos […] Ya van a
ver que no bastan las consignas, que no bastan los buenos deseos, ni las buenas
vibras […] Necesitan los elementos teóricos […]
Si se quieren divertir, si quieren pasar un buen rato, ahí
está el caleidoscopio. Si quieren luchar, sobrevivir (porque ésa va a ser su
lucha, por la supervivencia primero), entonces necesitamos los otros: el
microscopio, el larga-vista, el periscopio invertido y el telescopio orbital. Y
eso es lo que nos provoca la teoría.
Sobre las personas que participan con su palabra: nosotros
los hemos seguido todo el tiempo y las herramientas que han hecho, teóricas,
nos han servido, sea que las aprobamos o sea que no las aprobamos, pero nos
obligan a buscar otras cosas.
“Introducción”.
Ciencia de la lógica, G.W.F. Hegel
Al aceptar que la lógica sea la ciencia del pensamiento en
general, se entiende con ello que este pensamiento constituye la pura forma de
un conocimiento, que la lógica hace abstracción de cualquier contenido y
que el llamado segundo elemento, que pertenecería a un conocimiento, es
decir la materia, debe ser ofrecido trayéndolo de otra parte. De este
modo la lógica, como si esta materia fuera del todo independiente de ella,
debería presentar sólo las condiciones formales del conocimiento verdadero, sin
contener por sí misma la verdad real; y tampoco podría ser el camino para
alcanzar la verdad real, justamente porque el elemento esencial de la verdad,
esto es el contenido, se encontraría fuera de ella,
Pero, en primer lugar, es inapropiado decir que la lógica
hace abstracción de cualquier contenido, que enseña sólo las reglas del
pensar, sin penetrar en lo que ha sido pensado, y sin poder considerar su
naturaleza. Puesto que son el pensamiento y las reglas del pensar los que deben
constituir su objeto, en éstos tiene la lógica su contenido característico
inmediato, y en ellos tiene también aquel segundo elemento del conocimiento, a
saber, una materia, de cuya naturaleza debe preocuparse […]
Hasta
ahora el concepto de la lógica se fundaba sobre la separación dada de una vez
para siempre en la conciencia ordinaria, del contenido del conocimiento
y de la forma de éste, es decir, en la separación de la verdad y la
certeza. Se presupone ante todo que la materia del conocimiento existe
como un mundo acabado, en sí y por sí, fuera del pensamiento; que el
pensamiento por sí es vacío y que se añade como una forma extrínseca a aquella
materia, se llena de ella, y solamente entonces adquiere un contenido y se
convierte así en conocimiento real.
Luego, estos dos elementos —pues según este modo de
ver tienen que presentarse en la relación de elementos, y el
conocimiento se compondría de ellos de un modo mecánico, o a lo sumo químico—
están colocados en el siguiente orden jerárquico: el objeto es algo por si
completo, acabado, y para su realidad puede prescindir (en absoluto) del
pensamiento; el pensamiento, por lo contrario, es algo imperfecto, que necesita
completarse primero con una materia y amoldarse a ella como una forma blanda,
indeterminada. La verdad consiste en la concordancia del pensamiento con el
objeto; y, a fin de producir esta concordancia (pues ella no existe en sí y por
sí) el pensamiento debe ajustarse y acomodarse al objeto.
“La idea del bien”. Ciencia de la lógica, G.W.F. Hegel
Mientras el concepto,
que es objeto para sí mismo, está determinado en sí y por sí, el sujeto está
determinado para sí mismo como individuo. Como subjetivo, tiene de nuevo
la presuposición de un ser otro existente en sí; es el impulso a
realizarse, el fin que quiere darse por sí mismo una objetividad y
realizarse en el mundo objetivo. En la idea teórica, el concepto subjetivo se
halla como lo universal, como lo carente de determinación en sí y
por sí, frente al mundo objetivo, de donde toma el contenido determinado y el
rellenamiento. En cambio, en la idea práctica, el concepto se halla como real
frente a lo real; pero la certeza de sí mismo, que el sujeto tiene en su ser determinado
en sí y por sí, es una certeza de su propia realidad, y de la irrealidad del
mundo. No sólo el ser-otro del mundo, como universalidad abstracta, es para él
lo nulo, sino que lo son también la individualidad de aquel mundo y las
determinaciones de su individualidad. El sujeto ha reivindicado aquí, para sí
mismo, la objetividad; su determinación en sí es lo objetivo, pues él es
la universalidad, que al mismo tiempo está determinada en absoluto. El mundo,
que antes era objetivo, ahora, al contrario, es solamente algo puesto,
determinado inmediatamente de varias maneras, que, empero, por ser
determinado sólo inmediatamente, carece en sí mismo de la unidad del concepto y
es nulo por sí.
Esta
determinación contenida en el concepto, igual a él, y que incluye en sí la
exigencia de la realidad exterior individual es el bien. Se presenta con
la dignidad de ser absoluto, pues es la totalidad del concepto en sí, es lo
objetivo, al mismo tiempo en la forma de la libre unidad y de la subjetividad.
Esta idea es superior a la idea del conocer [la idea teórica] ya considerada,
pues no sólo tiene la dignidad de lo universal, sino también la de lo
absolutamente real […] La idea de la voluntad, corno lo que se determina a sí
mismo, tiene por sí, en sí misma el contenido. Ahora bien, éste
es por cierto un contenido determinado, y por lo tanto finito y limitado
[…] El bien, aunque valga
en sí y por sí, es de este modo un cierto fin particular […]
Si el bien a su
vez está aún fijado como algo finito, y es esencialmente tal, tampoco él
puede sustraerse, pese a su infinitud interior, al destino de la finitud —un
destino que aparece en muchas formas. El bien realizado es bien a causa de lo
que representa ya en el fin subjetivo, en su idea; la realización le da una
existencia exterior; pero, como esta existencia está determinada sólo como la
exterioridad que en sí y por sí es nula, el bien no ha logrado en ella sino una
existencia accidental, que puede ser destruida, y no una realización
correspondiente a su idea […] La misma realización del bien está expuesta a
obstáculos, e incluso a la imposibilidad. El bien queda así un deber ser […] Están todavía dos mundos en
oposición; uno como un reino de la subjetividad en los puros espacios del pensamiento
transparente, el otro como un reino de la objetividad, en el elemento de una
realidad exteriormente multiforme, que es un reino de la oscuridad, todavía
cerrado […]
Sin embargo, lo que todavía falta a la
idea práctica, es el momento de la verdadera y propia conciencia misma, es
decir que el momento de la realidad haya logrado en el concepto por sí la
determinación del ser extrínseco. Este defecto puede también
considerarse de la manera siguiente: que a la idea práctica le falta aún
el momento de la idea teórica […]
Sin embargo,
ella efectúa este traspaso por sí misma, [a través de su actividad]. Si ahora,
con esto, el fin del bien no estuviera todavía realizado, entonces esto sería
una recaída del concepto en el punto de vista que tenía antes de su actividad
—es decir, en el punto de vista de la realidad determinada como nula, aunque
presupuesta como real—, una recaída que se transforma en el progresar en la
mala infinitud […] Por consiguiente, este repetirse de la presuposición del fin
todavía no realizado, después de la efectiva realización del fin, se determina
también del modo siguiente: que el comportamiento subjetivo del concepto
objetivo se halla reproducido y convertido en perenne, y con eso la finitud del
bien, tanto según su contenido como según su forma, aparece como la verdad
permanente, así como su realización aparece siempre en absoluto como un acto singular,
no como un acto universal […]
Puesto que por la actividad del
concepto objetivo, la realidad exterior queda modificada, y su determinación
queda así eliminada, precisamente por eso se la priva de la realidad puramente
aparente, de la determinabilidad exterior y de la nulidad; con lo cual queda puesta
corno existente en sí y por sí. En eso se elimina en general la
presuposición, es decir, la determinación del bien como un fin puramente
subjetivo y limitado con respecto a su contenido, y se eliminan tanto la
necesidad de realizarlo sólo por medio de la actividad subjetiva, como esta
actividad misma. En el resultado la mediación se elimina a sí misma; el
resultado es una inmediación, que no es el restablecimiento de la
presuposición, sino más bien su ser-eliminada. La idea del concepto determinado
en sí y por sí se halla puesta con esto, como idea que está ahora no solamente
en el sujeto activo, sino también como una realidad inmediata, y viceversa esta
realidad, tal como está en el conocer, está puesta de manera que sea una objetividad
verdaderamente existente […] El sujeto, por lo tanto, ahora se halla como identidad
libre, universal, consigo mismo, para la cual la objetividad del concepto
representa una objetividad dada, presente de inmediato para el sujeto
mismo, así como también éste se conoce como el concepto determinado en sí y por
sí. Por lo tanto, en este resultado se ha restablecido el conocer [la idea teórica] y se ha
reunido con la idea práctica; la realidad previamente hallada está determinada,
al mismo tiempo, corno el fin absoluto realizado; pero no, corno en el conocer
inquisitivo [la idea teórica], puramente como mundo objetivo, sin la
subjetividad del concepto, sino como mundo objetivo, cuyo motivo interior y
subsistencia real es el concepto. Esto es la idea absoluta.
La idea
absoluta
La idea
absoluta, tal como ha resultado, es la identidad de la idea teórica y de la
práctica, cada una de las cuales, todavía unilateral de por sí, tiene en sí la
idea misma, sólo como un más allá que se busca y como un fin que no se logra.
Por lo tanto, cada una es una síntesis del esfuerzo, que tiene, y al
mismo tiempo no tiene la idea en sí, y que traspasa de uno al otro
pensamiento, pero no los reúne ambos, sino que permanece en la contradicción de
ellos […] El concepto no es solamente alma, sino libre concepto
subjetivo, existente por sí, y que, por ende, tiene la personalidad —es
el concepto objetivo práctico, determinado en sí y por sí, que, como persona,
es subjetividad impenetrable, indivisible (atómica)—, pero no es tampoco
individualidad exclusiva, sino que es por sí universalidad y conocimiento,
y tiene en su otro su propia objetividad como objeto. Todo lo demás
es error, turbiedad, opinión, esfuerzo, albedrío y caducidad; sólo
la idea absoluta es ser, vida
imperecedera, verdad que se conoce a sí misma, y es toda la
verdad.
La idea absoluta es el único objeto y
contenido de la filosofía. Por cuanto contiene en sí toda determinación y
su esencia consiste en volver a sí a través de su autodeterminación o
particularización, tiene diferentes configuraciones, y la tarea de la filosofía
es reconocerla en éstas […] La idea lógica tiene así, como contenido, a
sí misma, como forma infinita […]
La idea absoluta misma tiene, con más exactitud, sólo lo siguiente como
su contenido: que la determinación formal es su propia totalidad completa, es
decir, el concepto puro. La determinación de la idea y todo el curso de
esta determinación, han venido a constituir así el objeto de la ciencia lógica,
de cuyo curso ha surgido por sí la idea absoluta misma; pero, por sí,
ésta se ha mostrado de la manera siguiente, que su determinación no tiene la
figura de un contenido, sino que está en absoluto como forma, y
que de acuerdo con eso la idea está corno la idea absolutamente universal. Por lo tanto, lo que hay que
considerar todavía aquí, no es un contenido como tal, sino lo universal de la
forma del contenido, es decir el método.
El método puede,
primeramente, aparecer como la simple manera y forma de conocer, y, en
efecto, tiene la naturaleza de esta manera. Pero la manera y forma, como
método, no es sólo una modalidad del ser, determinada en sí y por sí, sino
que, corno modalidad del conocer, está puesta como determinada por el concepto
y como la forma, por ser ésta el alma de toda objetividad y por cuanto todo
contenido, determinado de cualquier modo, tiene su verdad sólo en la forma. Si
se acepta el contenido, a su vez, corno dado al método, y como provisto de una
particular naturaleza, entonces, en tal determinación, el método es, como lo
lógico en general, una forma puramente extrínseca […] Lejos de poder un objeto dado ser
la base con que se relacionaría la forma absoluta sólo como determinación
extrínseca y accidental, esta forma misma se ha mostrado más bien como la base
absoluta y la suprema verdad. El método ha surgido de esto como el concepto
que se conoce a sí mismo, que tiene por objeto a sí mismo, como lo
absoluto, ya sea subjetivo, ya sea objetivo, y por lo tanto como el puro
corresponderse del concepto y de su realidad, es decir, como una existencia que
es el concepto mismo.
Por lo tanto,
lo que aquí tiene que considerarse como método, es sólo el movimiento del concepto
mismo, cuya naturaleza ya ha sido conocida, pero primeramente ahora
con el significado de que el concepto es todo, y su movimiento es
la actividad universal absoluta, esto es, el movimiento que se determina
y se realiza a sí mismo. Por consiguiente el método tiene que ser reconocido
como la manera ilimitada, universal, interna y externa, y como la fuerza
absolutamente infinita, a la que ningún objeto, mientras se presente como
exterior, alejado de la razón e independiente de ella, podría ofrecer
resistencia, esto es, conservar frente a ella una naturaleza particular y
recusarse a ser compenetrado por ella. Por eso el método es el alma y la
sustancia, y cualquier cosa es concebida y conocida en su verdad sólo
cuando está totalmente sometida al método […]
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