San Quintín, un nuevo momento político-filosófico
Raquelapalabra
El
día 17 de marzo de 2015, en México, se da a conocer un nuevo movimiento político: la Alianza de Organizaciones Nacional,
Estatal y Municipal por la Justicia Social. Pero ¿quiénes son este movimiento? ¿Cómo surge la idea histórica que organiza y
que ha dado forma a la Alianza de Organizaciones? En una entrevista realizada a
tres de sus fundadores, ellos nos platican cómo nace la idea de un nuevo movimiento que dé voz a los jornaleros del Valle de San Quintín, en Baja California.
Estos
trabajadores agrícolas comenzaron un proceso de migración en las décadas del 70
y 80, desde un sinfín de comunidades pobres, mayoritariamente indígenas,
principalmente de los estados de Oaxaca, Guerrero, Veracruz, Chiapas, Nayarit y
Michoacán, en busca de un trabajo. Al llegar a los ranchos para trabajar en los campos, les daban un lugar para vivir
en las galeras o campamentos, construcciones improvisadas, sin servicios, sin
sanidad, sin descanso un solo día de la semana y con un salario miserable. Posteriormente,
en la década de los 90, inicia una nueva
etapa en su proceso histórico; sobre todo, para mejorar sus condiciones de vida: deciden
salir de los ranchos, en donde vivían
prácticamente en condiciones de esclavitud.
Juan
Hernández, vocero de la Alianza de Organizaciones, comenta:
Cuando
vivíamos en las galeras de los patrones en aquellos tiempos, quiero decirte que,
en Rancho Los Pinos, hemos vivido en una casita, en un cuartito de lámina, con
piso de tierra; había mucha pulga, ratones […] y así duramos 11 años en ese
Rancho Los Pinos […] me acuerdo que en 1997 entramos aquí en Las Misiones, más
conocido como San Juan Copala; fue 5 de mayo cuando entramos aquí a tomar terrenos
[…] ahora sí que a hacer contrato con el gobierno, porque había terreno de
venta.
Fidel
Sánchez Gabriel, igualmente vocero de la Alianza de Organizaciones, comenta:
En
cualquier lugar había campamentos, que se les decía, o galeras, que se decía, y
ahora no; ahora ya lo que podemos ver más son colonias pequeñas; claro que con
carencias de todo tipo de servicios, pero ahí están […] y ya existe un poco más
de libertad ahora; si quiero ir a trabajar mañana, voy […] y nadie va a llegar
aquí a mi casa a decir: ‘¿Sabes que Fidel? desocupa esta casa porque hay muchos
más que quieren trabajar’. No. Eso era lo típico de aquellos años, cuando la
existencia de las galeras.
Una
vez asentados en estas “colonias pequeñas”, inicia una larga lucha de
movilizaciones para obtener los servicios básicos: luz, agua, drenaje,
escuelas; ésta fue también una experiencia importante para los jornaleros.
Posteriormente, a través del “tema del agua”, es como logran cohesionarse aún
más, pues se trataba de una demanda social que requería de una organización
política. Juan Hernández nos dice:
Estoy
hablando de 2013; ahí fue donde nos empezamos a preparar junto con mi hermano
Bonifacio; empezamos, ahora sí, y platicar y platicar, caminar y caminar: ahora
sí, nosotros fuimos [los] que abrimos el camino y sembramos semillas […] nos
fuimos, organizándonos con cada representante [de] diferentes comunidades.
Fuimos platicamos con ellos; primero centramos el tema del agua […] aquí, [en] el
Valle San Quintín, hemos sufrido mucho: no tenemos agua, no teníamos ni para
bañar, ni para lavar ropas […] llegaba el agua una vez a la semana, pero
batallábamos una noche para poder llenar un tambo […] sacamos el tema adelante
y después empezamos a organizar, ahora sí, hablando [del] tema laboral;
entonces […] recorrimos cada comunidad, buscamos a cada representante de
diferentes comunidades y diferentes delegaciones.
Como
lo refiere Fidel Sánchez Gabriel, la idea
que constituyó la Alianza de Organizaciones tiene una “historia propia”. En voz de Bonifacio Hernández, fue así:
La
idea de organizarnos surgió de ver las injusticias que existen; estaban
violentando los derechos de los trabajadores, de nuestros compañeros […] en lo
personal, un día, surge esta idea porque regresa mi señora madre del trabajo. Después
de trabajar toda una semana, no le había salido su cheque. Aparte de eso, la
insultaron; pues prácticamente trabajó gratis, como dicen por ahí, durante una
semana, y eso fue lo que más me empujó a organizar a los compañeros junto con
mi hermano, don Juanito Hernández. Empezamos a caminar y a platicar con cada
uno de los compañeros si estaban conformes con lo que estaba pasando en su
trabajo; porque, como trabajador, hay un derecho; le decía yo a mis amigos que
existe una Ley Federal del Trabajo, una Secretaría de Trabajo; pero, lejos de
eso, pues no veíamos sus luces de esta Secretaría, ni [d]el mismo gobierno. Ahí
es donde surge la idea de formar alianzas de organizaciones; primero, pues era
de ir a platicar con cada uno de los compañeros y decirles que queríamos dar
una lucha pero, también, pues era imposible hacer[lo] solo.
Cuando Fidel Sánchez Gabriel se integra a este
proyecto, una de sus propuestas fue el tema laboral:
Yo
llego, creo que a los 5 ó 6 meses de que la Alianza está ya formada […] cuando
yo llego, llego con una propuesta […] y con mi llegada a la Alianza, se
refuerza más la propuesta sobre el tema laboral, sobre el derecho de cada
trabajador e incluso haciendo mención de todas las prestaciones de ley […] y
que no nada más son los trabajadores agrícolas los que tienen ese derecho, sino
todo trabajador.
El
proceso a destacar más importante hasta aquí es el que tiene que ver con la
construcción del tejido de la organización y con la necesaria emancipación de
los jornaleros (migrantes todos, en su mayoría indígenas: triquis, mixtecos,
zapotecos). Ellos lucharon por habitar colonias libres, en las que su fuerza de
trabajo no estuviera al servicio del capital las 24 horas del día, sin día de descanso alguno. A la pregunta que
hacía Marx: ¿qué es una jornada laboral?,
los jornaleros del Valle de San Quintín probablemente habrían respondido (y aún
responderían): es la esclavitud. Por ello, le pusieron un primer límite al
consumo de sus vidas, generado por la explotación de su fuerza de trabajo.
Este
proceso histórico ha representado para ellos, al mismo tiempo, un proceso
político, el cual les ha hecho cuestionarse de manera implícita otra pregunta
que formuló Marx: ¿durante qué espacio de
tiempo el capital tiene derecho a consumir la fuerza de trabajo cuyo valor
diario ha pagado? El proceso histórico de la Alianza constituye la
respuesta y una primera negación a las condiciones esclavistas impuestas por el
capital, pues, para éste, la jornada laboral representa un medio de producir
más ganancias, sin interés alguno por la vida de los trabajadores.
Juan
Hernández comenta:
Nunca
aumentaron un poquito el salario [...] yo sé que la fresa y las moras son las
frutas más caras […] vale[n] dólares y no pesos. Una vez platiqué con el patrón
[…] me decía que [por] las cajas de mora les paga[ba]n 23 dólares con 50
centavos en ese tiempo […] hicimos cuenta de una cajita: salía como a 350 pesos
una cajita, y a nosotros nos pagaba 14 pesos por piscar y por empacar las cajas
[…] yo echaba mis cuentas y era muchísimo dinero el que sacábamos diario. Una
vez me atreví a hablar con el patrón que aumentara un poquito […] se enojó
cuando yo traté de defender mi derecho; me dijo: ‘¿Sabes qué? aquí no cabes;
aquí quiero un trabajador que no hable; así como hablas, no hay trabajo para ti’,
y me agarré discutiendo con él […] traté de defenderme […] porque, la verdad, como
que no reconoce su derecho de uno como trabajador.
La
lucha de los jornaleros de San Quintín tiene un valor histórico. Es verdad que una de sus demandas centrales ha sido el
aumento salarial, pero éste no lo es todo:
¿por qué? ¿Qué representa el salario? ¿El salario es sólo dinero? El salario no
es solamente un cantidad de dinero para comprar mercancías, sino que, como lo
planteaba Marx, “encierra diferentes relaciones”. ¿Cuánto trabajo no pagado existe en una relación social de explotación? Ésta
ha perpetuado la condición de miseria y opresión de los jornaleros, según lo
reconocen ellos mismos.
El
proceso político de la Alianza de Organizaciones ha alcanzado hoy una dimensión nueva dentro de su propio
desarrollo. Éste comenzó cuando la gente que vivía en los ranchos y galeras decidió
desarraigarse de sus condiciones de esclavitud y empezar a buscar la libertad. En palabras de Fidel Sánchez,
el logro más importante de la Alianza no ha sido el aumento salarial, sin duda
transcendental, sino el “haberse puesto de pie” como trabajadores, como
jornaleros:
Fue
una manera de cómo concientizar a los propios compañeros que estamos dentro de
la Alianza […] una vez que estuviéramos convencidos nosotros mismos, [que
supiéramos] cuáles son los derechos de cada trabajador, pues [salimos] al campo
a hacer los trabajos de concientización […] Los que logramos despertar de este sueño aplastador, pues
empezamos a hacer lo mismo: despertar al resto de los compañeros… y, ¿cómo
sería esto de despertar a los compañeros? Pues bueno, trabajo en equipo sobre
todo, que es la parte fundamental de cualquier lucha social.
Fidel
comenta que el gobierno del estado de Baja California los veía “pequeños”. Meses
antes de estallar la huelga del 17 de marzo, solicitaron infinidad de veces ser
recibidos por el gobernador para plantear sus demandas: nunca los recibieron. Sin
embargo, aproximadamente 80,000 jornaleros lograron visibilizarse en un paro
laboral general; posteriormente, en las marchas, lograron una movilización
auténtica de masas.
Fidel
Sánchez comenta:
El
resto de la ciudadanía, incluso los tres niveles de gobierno, seguramente harán
las mismas preguntas, ¿no?: “Y la Alianza de Organizaciones: ¿quién es para dar
un ultimátum al gobierno?” Sólo puedo decir que no es la Alianza de
Organizaciones que simplemente da un ultimátum al gobierno, sino que son los
propios ciudadanos, los propios jornaleros que vivimos estás condiciones
pésimas. Y con el salario de hambre […] yo creo que lo que pasó el 17 de marzo
es el reflejo de los trabajos de equipo que se venían haciendo desde mucho antes
[…] Entonces, yo creo que el movimiento de los jornaleros es de todos, de todos, tanto nacional como
internacional, y sigue siendo el movimiento de todos.
La
Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social,
desde su nombre mismo, lleva ya un planteamiento abierto a otras posibilidades de lucha, al intento de establecer
vínculos con otras organizaciones. Bonifacio Martínez lo explica así: “Sabíamos que, en el camino, nos íbamos a
encontrar a otras organizaciones con la misma finalidad y con la misma
mentalidad, quizás, de lucha… con esa finalidad lo hicimos. Los que se
acercaron, pues bienvenidos […] Por eso [le] pusimos Alianza de Organizaciones y, por último, pues Por la Justicia Social”.
En
la construcción de una nueva sociedad, los trabajadores tendrán necesariamente
un lugar distinto, como lo comenta Fidel Sánchez: “Bonifacio decía: ‘¿Por qué
no tomamos […] como ejemplo lo que se dijo ser una película en EUA: Un día sin mexicanos, y que aquí
pudiéramos decir: un día sin jornaleros
[…]?’. Entonces, […] trabajando un
poco la idea, […] no [se puso] ese
título de: un día sin jornaleros, sino
que se escribió: un día sin trabajadores,
[e hicimos] mención de las prestaciones de ley”
¿Cómo
sería para todos, incluyendo al gran
capital, un día sin trabajadores, tan
sólo un día? Las voces de los jornaleros y su emancipación como trabajadores son
testimonio concreto de una lucha histórica que ha dado origen a un nuevo tiempo
para ellos: el tiempo de la construcción de la libertad.
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